Con el Sol transitando Cáncer es propicio hacer una reflexión sobre las emociones. Los signos de Agua (Cáncer, Escorpio y Piscis) son los que mejor las reconocen, pues viven elaborándolas y reelaborándolas en el día a día; pero todos convivimos con ellas en mayor o menor medida. Incluso si hay quienes las niegan o las reprimen, allí siguen operando, aunque como olla bajo presión.
Las emociones están a nuestro servicio como indicadores para que aprendamos de ellas a conocernos en profundidad. Ninguna emoción debería ser duradera al punto de que termine enquistándose y afectando nuestro equilibrio, que es la salud. Si elegimos quedarnos con ellas y retenerlas, será entonces nuestra responsabilidad lo que generen en el cuerpo físico, sin importar qué o quién las incitó.
Las emociones están a nuestro servicio como indicadores para que aprendamos de ellas a conocernos en profundidad. Ninguna emoción debería ser duradera al punto de que termine enquistándose y afectando nuestro equilibrio, que es la salud. Si elegimos quedarnos con ellas y retenerlas, será entonces nuestra responsabilidad lo que generen en el cuerpo físico, sin importar qué o quién las incitó.
Debemos comenzar a ser conscientes de que nuestras emociones son, precisamente, nuestras por sobre todas las cosas. Si se activan, es para avisarnos que hay algo que nos está estimulando o dañando, y que debemos tomar nota de ello a tiempo.
Muchas veces, queramos o no, las emociones nos llevan a determinadas reacciones que desatan nuevas emociones en los demás, engendrando a su vez un nuevo conjunto de reacciones en respuesta. La cadena es bastante obvia aquí, pero en la práctica puede llevar a decisiones impensadas y bruscas que luego nos darán más dolores de cabeza que si nos hubiésemos tomado el espacio para interpretar las señales del propio mundo emocional. Deberemos entonces cargar con la cruz de los resultados de esas reacciones; aunque ya será tarde para deshacerlas, todavía existe la posibilidad de redimirnos si estamos dispuestos a soltarlas y dejarlas ir.
Después de todo, las emociones son tan claras como el Agua: si se las deja seguir su curso asimilando la experiencia, nos liberan; si nos aferramos a ellas y las estancamos, nuestro Ser se enturbia y a la larga se corrompe.
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¡Bendiciones para todos!
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