27 de septiembre de 2017

De Ofiuco, constelaciones desplazadas y otros cuentos

Imagen tomada de Esoterismos.com


Hace dos días un reconocido periódico online de Buenos Aires sacó a relucir una noticia rancia; revisando, di con otra similar publicada dos años antes por un diario español. ¿Qué tienen en común? Ambas tocan muy de cerca algo que la enorme mayoría conocemos desde nuestra infancia: el signo del zodíaco al que pertenecemos
A raíz de varias dudas que recibí, y de que no son los primeros -ni únicos- medios en explotar el tema, decidí hacer un repaso sobre ciertas cuestiones. 

Vamos por partes...

Seguramente, alguna vez todos nos preguntamos por qué los signos estelares son doce, y no veinte o quince. Lo cierto es que podría escribirse todo un apartado con las razones; pero me limitaré a lo que quepa en esta entrada. Para empezar, en astrología hablamos de la eclíptica, que es el curso imaginario del Sol visto desde la Tierra (porque, claro está, no es la estrella quien se mueve). Dicha eclíptica tiene la particularidad de superponerse a doce constelaciones de las ochenta y ocho conocidas; entre ellas, una decimotercera llamada Ofiuco, el Serpentario

Ahora bien, ¿por qué no se tuvo en cuenta como signo? Existen múltiples suposiciones al respecto. La astrología es una ciencia muy antigua que hunde sus raíces en la rica cultura de la Mesopotamia. Sin embargo, no fue hasta el siglo V a.C. y de la mano de los griegos que se definió a la eclíptica en doce segmentos de 30°, conformando así los 360° de circunferencia. El número en cuestión fue escogido entre los conocedores porque esotéricamente representaba un nivel de perfección y culminación que superaba al del número diez. Para eruditos como Pitágoras y Platón (por mencionar los más conocidos) era un número clave. 

Ya con la llegada de los acontecimientos bíblicos, -y por mucho que a algunos les pese la alusión-, el simbolismo del 12 alcanzó absoluto protagonismo: doce eran las tribus de Israel; doce los profetas menores; doce los apóstoles elegidos; doce las legiones de ángeles a favor de Jesús; doce las puertas de Jerusalén... y las enumeraciones siguen. Por si fuera poco, a todo esto se sumarían los doce meses que el calendario romano llegó a establecer y que, a hoy día, seguimos utilizando, incluso sabiendo que no brinda la disposición más orgánica.  

Aclarada la elección del doce por sobre el trece, quisiera remarcar lo obvio: que este último no fue omitido sólo por superstición, como aseveran algunos redactores lanzados; sino porque, en contrapartida, el doce representaba una totalidad en varios sentidos, y era perfecto para la división espacio-temporal.  

Otra de las desinformaciones que circulan es la que habla de las "constelaciones desplazadas"; y la catalogo de "desinformación" no porque no sea verídico lo que se plantea, sino porque la redacción de la noticia parece más querer echar por tierra ciertos fundamentos de la astrología y la labor de los astrólogos, que explicar realmente de qué se trata el asunto, y por qué, en todo caso, se siguen respetando esos fundamentos.  

La precesión de los equinoccios es el movimiento retrógrado de los mismos puntos, y fue deducida por Hiparco de Nicea en el siglo II a.C. Básicamente, y para que se entienda, establece que el paso del Sol por una determinada constelación se repite con un leve corrimiento año tras año; lo que lleva, milenios de por medio, a trasladar los equinoccios de una formación de estrellas a otra. Por ejemplo: si el 0° de Aries coincide en determinado momento histórico con la Primavera, 2.160 años más tarde caerá en Piscis, y otros tantos después, en Acuario. La precesión de los equinoccios es lo que determina las diferentes Eras Astrológicas.

Entonces, ¿están corridas las fechas de inicio y culminación del paso del Sol por cada signo? La respuesta es un rotundo y astronómico sí; no obstante, es algo que no afecta para nada a la astrología que conocemos, puesto que la misma no se basa en la relación signo-constelación, sino en la cualidad energética de los espacios de 30° que conforman la eclíptica, arriba mencionados.      
Bruno Huber, reconocido en la materia, lo explica en su libro "Los signos del zodíaco. Reflexiones y meditaciones"

"Desde el principio, el área de influencia zodiacal de Aries no tuvo nada que ver con la constelación de estrellas fijas de Aries. El área de influencia era, y es aún hoy, el espacio por el que el Sol se desplaza tras pasar por el punto vernal [...]. La irradiación de las cualidades energéticas zodiacales no proviene de las constelaciones, sino de los signos, es decir, de esas secciones de 30° de la trayectoria del Sol que en la actualidad están desplazadas a la derecha (unos 30°) con respecto a las constelaciones del mismo nombre".
  
En conclusión, la astrología occidental seguirá rigiéndose por los doce signos tradicionales durante otro largo período (al menos, en mi caso y en el de aquellos colegas que mantengan la perspectiva). Para los que se preocupan de que su signo haya cambiado o no le corresponda más, sepan que no existe argumento astronómico que refute con seriedad las bases de la astrología antigua y moderna, más allá de los refritos periodísticos que no cesan  de causar confusión en su avidez de lectores y visitas.   

A continuación, dejo los links de ambas noticias:




Bendiciones y bella vida.





Referencias: Bruno Huber, "Los signos del zodíaco"; Jim Tester, "Historia de la astrología occidental"; www.espacoastrológico.org.        


20 de septiembre de 2017

Como es arriba, es abajo: Terremoto en México y un mensaje claro



Ayer publiqué una entrada sobre la Luna Nueva; resulta ser que, para la carta levantada el día de la Declaración de la Independencia de México (15-09-1810), la misma se dio en oposición casi exacta con Plutón natal (en los últimos grados de Piscis). Si bien la conjunción ocurrió varias horas después, -ya por la noche-, la cercanía entre Sol y Luna era lo suficientemente estrecha al momento del desastre como para no considerarla.     

¿Qué significa esto? Que, al menos en lo que respecta al segundo sismo, la lunación en ciernes fue protagonista y desencadenante del evento que viene poniendo en alerta al pueblo mexicano y a la humanidad toda. Vale aclarar que Plutón es asociado en astrología mundana, entre otras cosas, con las erupciones volcánicas y los terremotos; quizás, por haber estado ubicado en un signo doble como Piscis, el famoso volcán Popocatéptl también entró en erupción, casi en simultáneo con el sismo.   

Por si fuera poco, y recabando más pistas que reconstruyen el trasfondo celeste del suceso, también podemos ver que esta Luna Nueva formaría dos quincuncios -con Júpiter y Saturno natales-, y una cuadratura con nada menos que la imprevisible unión Urano-Neptuno, ubicada en el dibujo entre Sagitario y Capricornio. Las casas involucradas serían la I y Asc, la III, la IV y la IX.       

Precisamente en el artículo de ayer, mencionaba los "patrones repetitivos" y el "sanar viejas heridas" como cuestiones que se pondrían en relevancia con el novilunio virginiano (elemento Tierra), que se daba en oposición a Quirón en tránsito. Exacto: el mismo Quirón que está retrogradando luego de conjuntar al Plutón natal del país afectado. Esto me hace pensar en el simulacro que practicaban los habitantes, en memoria al terremoto del 19-09-1985, un par de horas antes.          

Si sumamos lo que México vivió sólo en el transcurso de este mes a lo que Puerto Rico y el sur de EEUU ya venían padeciendo con los huracanes, tendremos un rotundo indicio de que nuestro planeta está hablándonos; depende de nosotros con qué nivel de consciencia prestamos oídos a lo que tiene para decirnos. Si recibimos catástrofes naturales es, a nivel espiritual, la respuesta a aquellos actos egoístas que creemos permanecerán impunes.

Solidaridad y cooperación es lo que a nivel raza se nos está pidiendo a gritos. Aunque parezca simple o fútil, rezar una oración o sentir compasión por lo que atraviesan nuestros hermanos ya es dar un paso en pos de una consciencia más amplia de la realidad. Quienes pueden, prestan sus habilidades o desarrollan un plan para los damnificados; el resto, estaremos a la par con lo que podamos, que será igual de valioso si empezamos de adentro hacia afuera. 
Esta vez le tocó a Centroamérica; mañana, podría ser una porción del mundo de la que no estemos exentos. 


    

19 de septiembre de 2017

Venus y Luna Nueva en Virgo: Sentir con moderación


Imagen web


En algunas horas Venus estará ingresando en el signo de Virgo, trayendo oportunidades de embellecimiento y atracción a Tauro y a Capricornio, -además de Virgo mismo-, con quienes conforma el triángulo de Tierra. Estos signos, y quienes tengan puntos de la carta importantes en ellos, tendrán vía libre para disfrutar y amigarse con el placer. Quizás, hasta puedan dejar de trabajar un poco para ir al spa, o tomarse unas merecidas mini-vacaciones (eso sí: atención a los impulsos fuera de lugar). 

Piscis, el signo opuesto/complementario a la Virgen, encontrará cierto encanto impensado en los detalles, si presta atención a ellos, siendo para los Peces un momento propicio en lo afectivo, en líneas generales. Venus en Leo les ayudó a discriminar a través de la revalorización personal; o, por lo menos, a darse cuenta de que estaban necesitando priorizarse en lo relacional.  
Resumiendo, es un tiempo para medirse en los gastos, sin mezquinar lo que nos merecemos, y practicar la cortesía; el Sol, Mercurio y Marte también recorren Virgo ahora mismo, favoreciendo tomar consciencia de las virtudes del signo.    


Imagen web


Mañana, en la madrugada de Bs As, llegará también la Luna Nueva en el sexto signo, y se sumará al stellium virginiano. Es curioso que, en BsAs y territorios cercanos, tendrá lugar durante nuestra regular visita al mundo onírico, que es terreno por antonomasia del complementario Piscis (casi como si la humilde Doncella quisiese compensar por acapararse todo el escenario)- 

El recato, la prudencia, el sentido común y el discernimiento son algunas de las herramientas que conviene desarrollar e implementar para estar a tono con este movimiento celeste que, como dije, durará, con más o menos planetas, hasta bien entrado Octubre. Quizás no se trate del novilunio más "emocional" o "sutil" de todos; sin embargo, sacará a relucir patrones personales de repetición que nos mostrarán con objetividad por dónde encarar el camino de la sanación, aunque no nos muestre la realidad que esperábamos ver (oposición Quirón - cuadratura Saturno). 
Si sabemos reconocer esas emociones profundas sin mentalizarlas demasiado, nos aproximaremos a sanar una vieja herida.        




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