"Aquarius" by Vironique (deviantart) |
A medida que "estrenamos" el año gregoriano, el Sol avanza inexorablemente, encendiendo con su luz cada uno de los doce peldaños, en una nueva oportunidad de tomar consciencia de quiénes somos y del mundo que nos rodea. En esta ocasión, desde las lejanas alturas de Acuario, el signo que gobierna la nueva era.
El ascenso capricorniano nos desafió a hacer uso de nuestro valor para alcanzar la cima de proyectos o metas de mediano a largo plazo; o, por lo menos, para lograr encaminarlas. Su persistencia nos deja, ahora, en las manos del cielo, a punto de dar "un salto de fe" que nos devuelva las alas, que nos recuerde que sí podemos volar. Y que no estamos tan solos.
Acuario es una energía colectiva, de grupos mixtos y variados. Es el punto clave donde se pone a prueba nuestra capacidad de compartir (adquirida en Géminis). A partir de aquí, todo lo que se logró durante este ciclo astrológico tiene que ser convidado a la comunidad, aceptando, también, la invitación a formar parte de los éxitos ajenos.
Para ello, el signo nos recuerda un concepto clave que, hoy por hoy, debería ser premisa en un mundo que está en constante diversificación: la tolerancia.
Claro, las sociedades están muy revueltas, y eso es decir poco. No hace falta des-nutrirnos de los medios-mediáticos para darnos cuenta; basta con salir a la calle y activar las antenas. Entonces, ¿dónde queda relegada esa palabra? Por supuesto que en casa de pocos, pero en boca de muchos. Y ese es uno de los puntos flojos del signo aéreo que nos rige, ligado a la comunicación y a la razón.
En la temporada anual del Aguador (ene-feb) tenemos siempre la posibilidad de acceder a la virtud que es como un remedio homeopático para tal falencia. Esa virtud es nada menos que la Discreción. Según el DRAE: "Sensatez para formar juicio y tacto para hablar u obrar". O sea, bastante de lo que adolecemos a la hora de exponer nuestro punto de vista, de entablar un intercambio de ideas o, sencillamente, de expresarnos sobre un proyecto personal.
¿Qué alimento se gana para el espíritu con imponernos ideológicamente por sobre los demás? La fraternidad global es una de las más grandes aspiraciones acuarianas y, quizás, también una de sus más frecuentes utopías. Pero, también es cierto que, desde este filtro zodiacal, toda autocracia es casi un crimen contra la libertad inherente al Ser Humano.
Actuar con discreción, con todo lo que su significado encierra, es trazar un camino invisible desde los cielos hacia la tierra; es buscar la Fortaleza de Espíritu que abra los nubarrones de la ignorancia y el egoísmo para revelarnos la fuente originaria de todas las cosas, que no es otra cosa que el cántaro representado en el arquetipo del Aguador.
La mitología nos enseña que la famosa imagen de Acuario es dada por un joven príncipe de proverbial belleza que fue raptado por el mismísimo Zeus para ser llevado al Olimpo en función de copero de los dioses. Sí; una posición de servicio.
Un fraterno abrazo que perdure más allá de este tránsito.
¿Qué alimento se gana para el espíritu con imponernos ideológicamente por sobre los demás? La fraternidad global es una de las más grandes aspiraciones acuarianas y, quizás, también una de sus más frecuentes utopías. Pero, también es cierto que, desde este filtro zodiacal, toda autocracia es casi un crimen contra la libertad inherente al Ser Humano.
Actuar con discreción, con todo lo que su significado encierra, es trazar un camino invisible desde los cielos hacia la tierra; es buscar la Fortaleza de Espíritu que abra los nubarrones de la ignorancia y el egoísmo para revelarnos la fuente originaria de todas las cosas, que no es otra cosa que el cántaro representado en el arquetipo del Aguador.
La mitología nos enseña que la famosa imagen de Acuario es dada por un joven príncipe de proverbial belleza que fue raptado por el mismísimo Zeus para ser llevado al Olimpo en función de copero de los dioses. Sí; una posición de servicio.
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Un fraterno abrazo que perdure más allá de este tránsito.
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