"Alpha Tauri" by kevinleedrum - deviantart profile |
Que Urano entraría el día 15 del corriente mes en Tauro es algo que se venía vaticinando en las redes desde que arrancó el año, -y antes también-. Es que, pese a su fama de adelantado, este planeta es responsable de movimientos sociales a gran escala; movimientos que han estado imbuidos por la energía del signo en tránsito y que han irrumpido, fieles a la imagen del rayo, en el status quo de un determinado tramo histórico como punto de quiebre.
Urano, el señor de los cielos, es uno de los arquetipos más antiguos del panteón griego: junto a Gea, la Tierra, dieron origen a toda vida partiendo del Caos. De esta unión nació, entre otros, Cronos (Saturno) quien más tarde sería el padre del mismísimo Zeus (Júpiter). Su papel en la astrología tradicional es el de rompedor de lo establecido, rebelde con o sin causa y genio visionario. De allí que muchos dirijamos la atención a sus movimientos, puesto que la luz que porta no suele pasar desapercibida.
Como planeta símbolo de la Humanidad, en analogía con la regencia en Acuario y con un ciclo de 84 años alrededor del Sol, -es decir, una biografía humana ideal-, debemos prestar especial atención a sus ritmos de 7 años, durante los cuales va visitando e iluminando cada faceta del zodíaco. Con cada unos de sus rayos lanzados a la Tierra, Urano va despertando conciencia y progreso sobre ciertos aspectos que, a la corta o a la larga, nos beneficiarán como raza.
Pero una cosa es imaginarlo en signos afines al elemento aire, como Géminis o Libra, y otra muy distinta es figurárselo retozando por las bucólicas praderas taurinas, causando estragos entre el ganado... Luego de haberse pasado los últimos tres septenios en su propia casa (Acuario), en el compasivo Piscis y el belicoso Aries, pareciera que le llegó la hora de bajar las revoluciones y promover sus cambios con pragmatismo y cierta lentitud. No obstante, si de algo se puede estar convencido es de que ni el transpersonal ni el Toro están cómodos con semejante visita.
Aún así, y por esa pieza de la astrología que siempre está más allá de nuestro alcance, podemos prever que ambos tendrán que aprender a cooperar durante los próximos años, y que dichos cambios tendrán en constante revolución y reformulación a la economía y las finanzas, al campo y la agricultura, la industria cosmética y las artes. A todo esto podemos sumarle el sentido del propio valor y la relación con el cuerpo, temas en los que Urano hará saltar la térmica con el propósito de esclarecer y renovar. Será un tiempo de llevar a la práctica esos ideales de fraternidad y evolución de los que tanto se viene jactando la ola new age, pero de los que todavía necesitamos aprender.
En lo personal, veo este tránsito como uno de esos rayos que iluminan la noche tormentosa cayendo directamente sobre nuestro ADN, para remover capas densas de sombra instintiva en pos de la activación de partes adormecidas de nuestro genoma. Por supuesto, esta será una labor con tiempos acordados entre lo taurino y lo uraniano, que nada tendrá que ver con poner concentración en ello, sino con saber aceptar y transitar lo que el cuerpo, -nuestro traje espacial material-, nos pide.
A raíz del factor tiempo, vale destacar que, si bien Urano estará unos varios meses en Tauro este año, hacia fines del mismo regresará a los últimos grados del Carnero para repasar la autenticidad de nuestros deseos y la manera en que somos conscientes de nuestra creatividad. No será sino hasta el 6 de Marzo de 2019 que se quedará definitivamente en el segundo signo, electrificando, más que nada, a quienes tengan puntos clave de su carta en los primeros grados de Tauro, Escorpio, Leo y Acuario.
Quizás, la belleza a apreciar en este ciclo aparentemente incompatible de planeta y signo sea justamente eso: que dos focos tan diversos también tienen, en el Cosmos, su hora y lugar para encontrarse y generar luz de consciencia. Siendo Tauro el portador de la virtud del Progreso, mediante el desarrollo de la Ecuanimidad, o igualdad de ánimo, podemos atisbar un nuevo despliegue global de creatividad aplicada a lo material, al trabajo, a la tierra. Después de todo, no valdrá de nada sentarse a esperar que las vacas vuelen bajo este tránsito; lo valioso será elevar nuestros recursos al "cielo" y compartirlos con todas las formas de vida que nos acompañan, incluidos nosotros mismos.
¡Feliz tránsito!