A estas alturas, la gran mayoría de los aficionados e interesados en la Astrología sabe que los famosos Reyes Magos que viajaron desde oriente para recibir al Cristo encarnado eran, entre tantas otras cosas, astrólogos consumados; no por nada, venían siguiendo una estrella que pudo haber sido, después de todo, una célebre conjunción planetaria que no ocurre a menudo.
Esta tradición de la visita, como muchas otras, degeneró en la entrega de obsequios materiales, perdiendo su significado sagrado durante los últimos siglos. Sin embargo, es un día para rescatar los preciosos dones divinos portados por la sabiduría cósmica para el Alma.
Los astrólogos deberíamos concientizar este día como una celebración ante esos obsequios místicos para el desarrollo espiritual y, también, como recordatorio de la humildad y la entrega con la que debemos conducirnos en nuestra labor de intérpretes.
¡Feliz y merecido día a todos los que contemplamos el cielo con asombro de niños!