"La acción es el último recurso de los que no saben soñar" - Oscar Wilde, escritor, poeta y dramaturgo británico.
Fuentes de apoyo: Wikipedia; Témporamagazine.com
La luna brillaba tardía cuando abandonó el palacio. Era su noche libre, pero había permanecido en alerta de todas formas. El ataque parecía inminente. No lo veía; lo percibía.
Bajó en silencio. No hubo preguntas ni voz alguna mientras se calzaba la armadura y ordenaba lo mismo a los demás. Roma parecía dormir en el sueño intranquilo de los traidores.
Ya en los aposentos del gobernante, intercambió claras señas y unas breves palabras. Llegaron al Amphiteatrum poco después, con las primeras luces. Tenían que estar preparados: si sus escudos fallaban, el Emperador perdería algo más que su gloria.
G.F.
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No sólo eran los soldados mejor pagos del gran imperio, también eran de los más diestros y habilidosos. Su tarea esencial así lo requería: eran la élite de protectores del Emperador, y a dónde él fuera, una cohorte de ellos lo seguía. El Guardia Pretoriano es el gran guardaespaldas, Marte en Cáncer enfocando su energía dinámica de una forma elevada.
Mientras que la mayoría de los guerreros se centran en las tácticas de ataque, éste Marte aguarda acorazado como un cangrejo el momento preciso para actuar. Su estrategia es obrar de muro viviente para proteger aquello que es valioso no sólo por ser un ser humano, sino por estar al frente de un pueblo, de una ciudad, de un imperio.
La Guardia Pretoriana tenía como expresa misión evitar que el hombre más importante de ese imperio sufriera daño alguno. En la guerra o en campañas por la conquista de nuevas tierras, estos soldados jamás se apartaban del líder. Si él combatía, ellos "limpiaban" el área a su alrededor volviéndolo prácticamente intocable para el enemigo.
Pero esta unidad VIP de guardianes no sólo era temible en el frente. Su estatus, mucho más privilegiado que el de un simple legionario, le brindaba notable influencia en asuntos ligados a la política. Ellos podían ejercer como justicia ante posibles traiciones contra el Emperador, y eso los convertía en un arma de doble filo para quienes sabían sacarle provecho. El lado conspirador de Cáncer, el famoso "divide y reinarás" no tardó tampoco en ser ejercido y eso les adjudicó finalmente una reputación disonante.
Esta posición de Marte reverencia y hace culto al lema que dice que "el mejor ataque es una buena defensa". Por ello, su arma por excelencia, aquella en la que más se entrena y pule su manejo es el escudo. Eso no quita que pueda ser un fiero espadachín, pero preferirá destacar el gran valor de un escudo en la batalla, protegiendo a los débiles, a los heridos o, como el Pretoriano, a un personaje de relevancia.
Las palabras clave serán Acción Protectora y Reacción. En el mejor sentido, enfocará sus impulsos emocionales en cuidar de todo aquello que considere próximo a sus sentimientos (familia, amigos, patria, hogar, ideales). La Reacción llega cuando pasa a estar a la defensiva de todo y de todos con sus sentimientos a flor de piel; es, en tal caso, una virtud instintiva.
Este guerrero deberá ser consciente de que si no encauza sus fuerzas de manera positiva, sus emociones se volverán contra él, convirtiéndolo en auto-destructivo. La disciplina emocional será siempre la base de su entrenamiento. Si supera el miedo a ser invadido, atacado o herido en su mundo interior, logrará brillar con su cara más valiente, y por mucho que cambie de ánimo, sabrá que la preservación de la vida es ley universal.
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