"El error es a veces más generador de acción que la verdad" - Gustav Le Bon, sociólogo francés.
El gladiador era un hombre que, salvo excepciones, no elegía la vida como tal, sino que se le era impuesta. Era un luchador solitario cuyo destino, más allá de sus habilidades, terminaba por recaer en los pulgares de los espectadores. Debía ser audaz, intrépido e implacable. Pero también debía ganarse la simpatía del pueblo y el favor de la realeza. Y si quería lograr su libertad, entonces debía avanzar victoria sobre victoria, sin titubear.
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| Jean-Leon Gerome "Pollice Verso" |
La inmensa estructura tiembla, se estremece. No es ninguna catástrofe; son los gritos, vítores, reclamos y coros de quienes aguardan entusiasmados por la cuota semanal de sangre y bélica destreza.
Él está impaciente por dentro, impasible por fuera. Ansía pisar la arena de una buena vez; para eso entrenó y se forjó día tras día. Un triunfo más, una nueva oportunidad de demostrar su valía y conquistará la libertad.
Hoy más que nunca, desconoce la vacilación. Es un arma hecha hombre.
G.F.
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Así se abre el telón para dar paso al primogénito de Marte (y uno de sus predilectos): Aries, el Gladiador. El breve texto pretende ayudar en la comprensión de lo que la imagen ya ambientó por si sola. Si bien esta posición se considera "el" arquetipo del guerrero, -junto a todas sus variantes-, es en los brutales espectáculos romanos donde más analogías podemos encontrar con el carácter que despliega.
El gladiador era un hombre que, salvo excepciones, no elegía la vida como tal, sino que se le era impuesta. Era un luchador solitario cuyo destino, más allá de sus habilidades, terminaba por recaer en los pulgares de los espectadores. Debía ser audaz, intrépido e implacable. Pero también debía ganarse la simpatía del pueblo y el favor de la realeza. Y si quería lograr su libertad, entonces debía avanzar victoria sobre victoria, sin titubear.
Qué mejor para Marte en Aries que una competencia por la propia independencia, donde no queden dudas de que él es el más apto.
Me ahorraré la clásica enumeración de atributos que está disponible en muchas webs interesantes, por lo que tengan en mente tres palabras-clave de esta combinación: Asertividad, Arrojo, Determinación.
Asertividad es, tal vez, la más depurada de sus cualidades. Significa, en términos simples, no decantarse por acciones extremistas, demostrar lo que se desea sin atentar contra otros. Y sí, suena a Libra, pero lo cierto es que un Marte en Aries bien pulido ha logrado ese nivel y entiende de lo que estoy hablando. Un buen gladiador precisaba lidiar con todo tipo de personas; fuera de la anfiteatro, si aspiraba a perder la esclavitud, no le quedaba más opción que saber manejarse con emperadores, nobles y mecenas. Convengamos entonces que esta era una virtud clave a la hora de tomar decisiones "más sabias".
Arrojo y Determinación son clarísimas. El gladiador vivía para luchar y luchaba para continuar con vida. Su coraje, y el estar resuelto a vencer, debían menos que resaltar en el carácter si le tocaba en suerte un rival mucho más grande, más armado o experimentado que él. Ni que hablar de la lucha contra fieras durante las venatio.
Como "arma idónea" para esta posición tenemos el gladio, una espada corta de doble filo y bastante ligera que permitía movimientos rápidos para rematar al contrincante. El dato curioso aquí es que fue la hoja quien bautizó a sus portadores, y no a la inversa.
Para finalizar, podría agregarse que un verdadero nativo de Marte en Aries (signo casi homófono a su contraparte griega, Ares) no tiene como opción dilatar las decisiones. No por causas externas, sino por el ardiente y fervoroso deseo que puja en su interior. Ése mismo deseo le resulta tan definido y potente que no teme a lanzarse de cabeza como un carnero contra su rival. Después de todo, él es ejemplo y modelo de masculinidad, ¿por qué no habría de estar primero en la línea de combate, para alcanzar la facultad intrínseca del ser humano por voluntad y mérito propios?
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Gracias a todos por asistir a este anfiteatro virtual. Les dejo en recomendación a un autor italiano muy conocido que se dedica a escribir novelas sobre las milicias en la Antigua Roma. Su nombre es Valerio Massimo Manfredi.
¡Buena vida!
¡Buena vida!
Fuente de apoyo: Wikipedia.
