31 de mayo de 2016

Legionarios de Marte - Cáncer, el Guardia Pretoriano

"La acción es el último recurso de los que no saben soñar" - Oscar Wilde, escritor, poeta y dramaturgo británico.  




La luna brillaba tardía cuando abandonó el palacio. Era su noche libre, pero había permanecido en alerta de todas formas. El ataque parecía inminente. No lo veía; lo percibía.
Bajó en silencio. No hubo preguntas ni voz alguna mientras se calzaba la armadura y ordenaba lo mismo a los demás. Roma parecía dormir en el sueño intranquilo de los traidores.
Ya en los aposentos del gobernante, intercambió claras señas y unas breves palabras. Llegaron al Amphiteatrum poco después, con las primeras luces. Tenían que estar preparados: si sus escudos fallaban, el Emperador perdería algo más que su gloria.   


G.F.
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No sólo eran los soldados mejor pagos del gran imperio, también eran de los más diestros y habilidosos. Su tarea esencial así lo requería: eran la élite de protectores del Emperador, y a dónde él fuera, una cohorte de ellos lo seguía. El Guardia Pretoriano es el gran guardaespaldas, Marte en Cáncer enfocando su energía dinámica de una forma elevada.    

Mientras que la mayoría de los guerreros se centran en las tácticas de ataque, éste Marte aguarda acorazado como un cangrejo el momento preciso para actuar. Su estrategia es obrar de muro viviente para proteger aquello que es valioso no sólo por ser un ser humano, sino por estar al frente de un pueblo, de una ciudad, de un imperio. 

La Guardia Pretoriana tenía como expresa misión evitar que el hombre más importante de ese imperio sufriera daño alguno. En la guerra o en campañas por la conquista de nuevas tierras, estos soldados jamás se apartaban del líder. Si él combatía, ellos "limpiaban" el área a su alrededor volviéndolo prácticamente intocable para el enemigo.  

Pero esta unidad VIP de guardianes no sólo era temible en el frente. Su estatus, mucho más privilegiado que el de un simple legionario, le brindaba notable influencia en asuntos ligados a la política. Ellos podían ejercer como justicia ante posibles traiciones contra el Emperador, y eso los convertía en un arma de doble filo para quienes sabían sacarle provecho. El lado conspirador de Cáncer, el famoso "divide y reinarás" no tardó tampoco en ser ejercido y eso les adjudicó finalmente una reputación disonante.  

Esta posición de Marte reverencia y hace culto al lema que dice que "el mejor ataque es una buena defensa". Por ello, su arma por excelencia, aquella en la que más se entrena y pule su manejo es el escudo. Eso no quita que pueda ser un fiero espadachín, pero preferirá destacar el gran valor de un escudo en la batalla, protegiendo a los débiles, a los heridos o, como el Pretoriano, a un personaje de relevancia.  

Las palabras clave serán Acción Protectora y Reacción. En el mejor sentido, enfocará sus impulsos emocionales en cuidar de todo aquello que considere próximo a sus sentimientos (familia, amigos, patria, hogar, ideales). La Reacción llega cuando pasa a estar a la defensiva de todo y de todos con sus sentimientos a flor de piel; es, en tal caso, una virtud instintiva. 

Este guerrero deberá ser consciente de que si no encauza sus fuerzas de manera positiva, sus emociones se volverán contra él, convirtiéndolo en auto-destructivo. La disciplina emocional será siempre la base de su entrenamiento. Si supera el miedo a ser invadido, atacado o herido en su mundo interior, logrará brillar con su cara más valiente, y por mucho que cambie de ánimo, sabrá que la preservación de la vida es ley universal.          


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Fuentes de apoyo: Wikipedia; Témporamagazine.com

17 de mayo de 2016

Legionarios de Marte - Géminis, el Pugilista

"Pensad como hombres de acción, actuad como hombres pensantes" - Thomas Mann, novelista y crítico alemán. 


"Hero of Iroas" Will Murai

Izquierda, derecha, izquierda y golpe lateral... Ya verán esos engreídos, ocultos tras sus escudos, ajusticiando con espadas. Paso atrás, esquivo y retomo. Veremos cuánto les dura el ánimo en un combate de hombres. Mis nudillos y yo, es todo cuanto necesito para vencer. Les haré tragar sus propias palabras. Derecha, ladeo y gancho final. Maestro Quirón, no te fallaré.  
G.F.  
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Lanzando golpes a diestra y siniestra, el Legionario de Géminis se abre paso entre las multitudes de estrellas. Es inquieto y de respuesta inmediata; acierta sus azotes con tanta precisión como sus palabras, y casi nunca mide las consecuencias.   

Recordando que el signo de los Gemelos rige brazos y manos, el Pugilista representa la clara imagen de este luchador. No utiliza otras armas que no sean sus puños, combinados con la destreza de encontrar el lugar y el momento indicados para asestarlos. Para ello, su mente es la herramienta complementaria. Debe estar despabilado y ser astuto para cubrirse a tiempo y aprovechar la más mínima debilidad del adversario. Aunque la picardía de los Gemelos también puede convertirlo en ventajero con recursos cuestionables. 

Pygmachia, como se llamaba al boxeo en la Antigua Grecia, era uno de los deportes más valorados y populares. Dos contrincantes participaban completamente desnudos (como Cástor y Pólux recién nacidos) cubiertos con una fina capa de arena y provistos de largas tiras de cuero vacuno que enrollaban en sus manos como guantes primitivos. Con el tiempo, y al llegar a Roma, la disciplina incorporó el uso de calzoncillos, así como telas más gruesas para recubrir las manos, e incluso piezas de metal. 

Si bien este Legionario se jacta de no depender de armas forjadas, sí haría buen uso del cestus -o caestus- adaptado por los romanos. Esta variante del cestus griego consistía en agregar una placa de hierro que recubría los nudillos, y que podía estar rematada con pinchos u otras formas punzantes para infligir graves daños al oponente. 

Las palabras son otra especie de artillería efectiva que Marte en Géminis sabe utilizar muy bien para atacar o defender. Su voz imperativa, -cuando no afloran la mordacidad o los insultos-, encuentra los puntos flojos del rival e invade con críticas y comentarios de manera que puede ser todo un agresor verbal. Y en cuanto a las ideas, es todo un proselitista: buscará convencer incluso a la oposición. Los términos destacados en esta combinación son, por ende, Elocuencia e Ideas Vehementes.    

Dado que Géminis es el único signo humano doble del zodíaco, en él también podríamos encontrar la figura del Sicario, cuya arma predilecta serían las dagas, o más apropiadamente la sica, de la que deriva su título. 
Aquí entran en juego las luces y sombras, la dualidad que este signo encarna, y tanto el Pugilista compitiendo a plena luz del día, como el Sicario sigiloso en el refugio de la noche, son reclutados como un solo Legionario al servicio del Dios de la Guerra.    
  

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 Fuentes de apoyo: Wikipedia; Izquierdazo.com 

3 de mayo de 2016

Legionarios de Marte - Tauro, el Hoplita Ateniense

"Una onza de acción es el valor de una tonelada de teoría" - Friedrich Engels, filósofo alemán. 





Quinto día de marcha. Los dioses parecen decididos a inundar la Tierra. El escudo, la lanza y el compañero a proteger; podrán deshacer las montañas en aludes, pero la falange resistirá.
Alguien hace una seña, el paso se detiene. Una masa informe se hace visible tras la cortina de agua: el enemigo por fin está próximo. 
De pronto, viejas sensaciones me asaltan. Los campos sembrados, los olivos en flor, las caricias de una mujer... el fuego. 
La formación retoma el paso definitivo, inexorable hacia la batalla. Inspiro profundamente el aire empapado. La furia por lo que me han arrebatado aún vive. Que los dioses se apiaden de ellos.           


G.F.  
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Marte en Tauro es, en principio, un guerrero plácido, pacífico. No está dispuesto a arrojarse tras el primer estímulo, como Aries, y mucho menos si eso compromete su comodidad, sus posesiones, -y en un plano más sutil-, su sentido de la vida. 
Así, el Hoplita Ateniense se presenta como un modelo muy adecuado para encarnar a este guerrero cósmico. 

Se sabe que los atenienses no eran grandes amantes de las artes bélicas. Preferían disfrutar de los beneficios de la vida en la polis y todo lo que ello implicaba. Ir al ágora, visitar los campos, juntarse a cenar, eran las actividades que los ocupaban mejor. Si bien tenían una escuela de formación militar a partir de los 18 años, no disponían de los recursos para sustentar enormes ejércitos en sus tierras. Además, en cuanto a expediciones lejanas se trataba, optaban por reclutar tropas mercenarias de estados vecinos en vez de ir ellos mismos. 

Con todo, el Hoplita, que representaba la infantería pesada de Atenas, debía poseer el dinero suficiente para engrosar las filas, teniendo que solventarse la armadura, la lanza y el típico escudo redondeado. Es por esto que en esos tiempos el ciudadano-guerrero era considerado también propietario.  

El poderoso Hoplita no anhelaba luchar, pero una vez se formaba y emprendía la marcha, solía cumplir con sus deberes hasta el final. Tanto en el entrenamiento como en las avanzadas, llegaban a cargar entre 22 y 27 kilos de armadura. Su arma preferida era la lanza, que le permitía atacar por sobre el pesado escudo con el que protegía los lados vulnerables de la formación. 

Otra variedad de lanza, la alabarda, -más pesada y difícil de manejar aún-, resulta en un arma idónea para este Marte, ya que no sólo tiene la fuerza para maniobrarla, sino que además le permite asegurar la posición con un mínimo de desplazamiento.      
  
Las palabras clave aquí son Tenacidad y Potencia. Cuando este Marte decide arremeter, es prácticamente imparable; basta ver a un toro ensañado para tomar consciencia de ello. La Potencia de su embestida es producto de la acumulación (Tauro) de deseo (Marte) que alberga dentro de él. Por supuesto, ese deseo puede ser constructivo o destructivo, según la situación. De aquí que el impulso sexual de esta combinación sea uno de los más destacados, debido a que los placeres sensorios y de posesión del signo se amalgaman con las ansias de conquista y carácter vehemente típicos del planeta.         

Un guerrero taurino no vacilará en permanecer calmo ante la primera agresión. Tampoco la segunda, un tanto más intensa, logrará desquiciarlo. Ni siquiera el tercer intento de afrenta, aunque le fastidie, hará que se movilice del todo. Finalmente, si siente que su vasto límite ha sido rebasado, embestirá a quien tenga delante por el sólo hecho de interponerse en su camino, no cejando hasta dar de lleno con quienes osaron invocar su ira. Y cuidado; porque la fuerza le sobra y es la de un coloso.  

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Fuente de apoyo: Wikipedia; "Atenas, ciudad de Atenea" Leticia Flores Farfán. 
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